Si suspiro e intento mirar hacia atrás, nos veo de pequeños, entre luces azules y blancas, como cualquier flashback decente que represente la infancia. No me acuerdo de cuándo te conocí; igual estabas en mis manos. Claro, lo olvidaba, tú ya vivías cuando yo sólo era una cría.
Cuentan las leyendas que un día aparecí en un bar. Qué mierda de leyendas, ni que esto fuera Bécquer...está claro que la imagen es más de Isi/Disi pero con menos tetas que Pilar Rubio. Dicen que mi camiseta estaba por encima del ombligo y sé de qué camiseta habláis. También llevaba escote y por supuesto vaqueros ajustados. Siempre que lo describís os imagino como unos malditos pervertidos. Esa imagen se os ha grabado, no sé el por qué, pero la describías con tanto entusiasmo...Después crecí, no sé cómo ni por qué, y seguisteis a las sombras de mis pasos y, joder, lo que os he admirado. Mierda, lo que te quería. Luego pasó y todo era pelo y besos y sudor y muchísimo heavy de fondo. ¿Sabes que ya no escucho nada de eso? ¿Sabes que el heavy me hace daño? Algún día se me pasará, pero es que follábamos entre guitarras. Seguía siendo una cría y tú mi dueño de siempre. Joder, lo que te quiero aunque ya ni me acuerde. Joder, que se pare el mundo, que los Mötorhead salen a tocar nuestros orgasmos.