-Pero si te quiero, no habrá vuelta atrás.
-Y yo seguiré sin quererte.
-Y cada vez tendré más miedo y me ahogaré en la soledad.
-Pero besarte esta noche no significa que te quiera, sólo que me importas. Y que quiero besarte.
-Es que no puedo vivir un día más sin besarte.
-Ni yo quiero.
-Y ese es el problema, que yo te necesito en mi vida, que necesito sentirte aunque estés lejos, que no puedo vivir un solo segundo sin pensarte. Y mi vida es desquiciarme continuamente con tus palabras o tus silencios. Y con el miedo. Y el frío. Y el no saber si puedo confiar en ti.
-Confía en mi. ¿Te he dado motivos para no hacerlo?
-¿Más allá de todas las promesas que has incumplido? Es que me autoconvenzo de que no has hecho nada mal, y sí lo has hecho.
-Lo sé.
-Me desesperas.
-Lo sé.
-Pero bésame, por favor, no estés otra noche sin besarme que me muero, que se me derrite el mundo y grito hacia dentro.
-Lo sé.
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