Me he estrellado,
viendo a la gente a mi alrededor,
impasibles.
Me ha dado tanto miedo,
ver que todo pasa y que quizás,
nosotros no pasaremos.
Me has ahogado en tu orgullo,
mentido tan dentro,
removido las entrañas,
jugando a decir mentiras.
Mi juguete roto no puede,
no puede arreglar tus rupturas,
y me engaño, y sonrío,
camino creyendo que puedo caminar.
Me encanta este estado de melancolía,
me nutro de lágrimas,
afloran las palabras,
no puedo callar.
¡Que ya muchos te quieros me he callado!
Y me desgarras muy lento,
y lo peor de todo, vida,
es que no sabes que me desgarras.
Odio tanto y amo tanto,
se contraponen como las luces
de mi habitación por las noches.
Estás ahí y aquí,
en cada esquina,
cada calle,
en los bares.
Nunca estás
si no es revoloteando
por mis pensamientos.
Me sangran los labios
de soñarte besos.
Me llueve justo encima
de las mejillas.
Y cantándote, dejándote,
perdiéndome, odiándote,
histérica, patética,
perdida, sin vida.
De repente, pensé,
pensé en abandonarte,
y cuando lo hice,
pediste un perdón silencioso.
(Un perdón que yo me inventé)
Y volví tan rápido
que ni notaste que me había ido,
porque tú nunca me notas.
Y me creo tus mentiras,
aunque yo misma las bautizo.
MENTIRAS. MENTIRAS.
TIEMPO. TIEMPO.
Reloj, corre más lento,
o más deprisa,
pero haz que llegue el día.
Y cuando me doy cuenta,
cuando veo que el reloj, el tiempo
(poderosos)
no son los culpables...
Entonces lloro,
río y bebo,
canto y grito,
me ahogo.
Y te quiero,
supongo que así lo resumo.
Aunque tú nunca estuvieses,
ni siquiera dispuesto
a INTENTARME.