Me daba miedo amanecer de nuevo en una vida sin ti. Y apareciste de la nada para decirme aquello que ansío desde hace tanto tiempo. Y que el insomnio siguiera y desaparecieran mis ganas de comer, sustituidas por mis ganas de comerte.
Pasan las horas de repente, anonadada con tus sentimientos y con tus locuras. Sólo quería un todo contigo, lo de dormir y todo lo demás. Y después otros o ninguno, como con tu pelo infinito. Y que desapareciera este temblor de piernas cuando te tengo miedo y cerca. Y dejar el ensayo de una vida incierta buscando tus besos que nunca aparecían, daba igual el sitio o las horas, con aquellos bares tan llenos. Y ese escalofrío de pensarte.
Soñé que me metí en tu cama
tras un festival (de invierno),
ahora ya no sueño nada,
ahora ya no sueño nada,
ya ha pasado mucho invierno
Y no sé como es tu cama
ni como suda tu cuerpo,
me he quedado con las ganas
y tu, te has quedado conmigo.
Con mis ganas de vivir,
con mis ganas de sentir,
con mis ganas de pecar,
con mis ganas de soñar.
De estos sueños me comen las entrañas y mis miedos, mis miedos te comen para que dejemos de soñar con ellos. Y te quiero, para qué engañar a mis ganas y a tus infiernos. A tus sombras. A tu cuerpo. A tu...a ti, a los amores perdidos y a sacar otra copa para olvidar que nunca estás conmigo, pero que no te vas jamás de mis adentros.
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