Creí que si igual cedía los recuerdos, dejarían de aplastarme, que si lo recordaba todo durante un segundo, no me quedarían más defectos. Y aún así no puedo parar de pensarte. Siento como si cada una de las partículas del universo estallasen a mi alrededor, y entre tanto caos, yo sólo puedo quedarme paralizada, como aquella primera vez.
O a veces corro. Corro como si cuando fuese a parar, ya nada me persiguiera. Pero no, sigue ahí. Y cuando vuelvo aquí, siento que evadirme deja de ser una opción.
Echar de menos. Y tú de más.
Mi corazón. Como una lata de cerveza. Que te la bebes y al final. Le das patadas sin pensar.
QUE ME DESQUICIAS, LA CABEZA.
No hay comentarios:
Publicar un comentario