Quizás por mi cumpleaños te pida a ti. Para que aparezcas por la puerta de una vez por todas y me llenes de los besos que no nos hemos dado. Unos besos que, estúpidamente, no nos hemos dado. ¿Por qué? Nunca sirvieron las preguntas entre los dos, nunca hemos encontrado sentido a este dolor de cabeza. Soportamos lo que el otro nos hace sufrir estoicamente, como si no importara. Y por dentro morimos
un poco, porque ¿queremos amar?. No lo sé, no sé qué quiero ni lo sabré nunca, pero quiero que estés a mi lado, sea como sea. Oírte respirar como forma de anestesia. Tranquilidad infinita de tus manos y tus labios. Beso infinito, ¿amor?. No lo sé ni me importa. No me importa nada. Sólo tú. Yo. Nuestros cuerpos fundiéndose. Y te quiero ver sonreír hasta el último de mis días, te lo aseguro.
*Si pensáis que este escrito va por alguien en especial, estáis equivocados; es pura coincidencia. O no.*
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