Hoy he soñado contigo. Con tu modo de apoyarte en la pared. Con tus chaquetas. He soñado con el sol y con los meses descalzos. Con tus pupilas.
Me he arrancado las ganas, para no arrancarte a besos. Te he espiado, te he seguido, al rincón de tus sueños. Y he caído y me he despertado. Para soñar despierta. Con tu pelo.
Me he acordado de los sueños, de eso de arrancarte un beso. De que me selles las palabras. De canciones, acordes sobre cables de electricidad. Y sólo te queman si hay lágrimas. Que no hay lluvia, ya nos mojamos lo suficiente.
De la madrugada y tus inconexiones. De tus gemidos de garganta. De tu mano. Y aquel ronroneo frágil que nos daba miedo. De aquel miedo.
Y ya no me quedan palabras, ni actos, ni tiempo. Los relojes se apoderaron de nuestro caminar. Y ¡qué miedo!. Perder. Eso es el miedo. No a tus silencios.
Y desde mi boca, desde cómo te apoyabas, cómo veías desde atrás mi pelo, y le cantabas a mis camisetas. De mis verdades y tus mentiras. Acompañadas de silencios. Acompaso los segundos y los latidos para otra noche en vela.
Como tus besos.
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