martes, 18 de junio de 2013

Veces.


A veces hay noches en las que las camas hablan con el dulce tintineo del somier y cuentan las historias de todas esas noches que pasaste en vela. Y ves tu vida pasar.

A veces me levanto y te miro, y ya no estás. Y un escalofrío me recorre, como cuando empieza la nieve y yo he salido en minifalda.

A veces te enredo, en todos los sueños, y subo y nos hacemos espuma. Y tiemblan los barcos, como si el agua fueran terremotos. A tu deriva.

A veces sueño que ya no sueño, que te lo has llevado tan lejos que ya no llego. Y cabalgo a ver si alcanzo a tu nube o a tu sombra.

A veces te leo por los rincones, como a algo nuevo y extraordinario, dentro de lo corriente que era tu mirada, dentro de una liga de no tan hombres y no tan extraordinarios.

A veces pienso que amar no tiene que ver con los hombres, ni con las mujeres, pero sí con el viento, que me acuna una sonrisa como si fuera a amanecer contigo.

A veces hay historias que llevaban ya la palabra FIN escrita en blanco sobre un fondo negro, y por muchas miradas y muchos besos que hayas soñado, inevitablemente terminan mucho antes de empezar a ser rodadas (como mis manos por tu cuerpo).

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