miércoles, 11 de diciembre de 2013

Perderte

La gente llama enamorarse a cualquier cosa. Menuda idiotez. Yo llamaba enamorarme a ponerme nerviosa sólo con tu presencia. Me ahogo muy fuerte y me tiemblan las manos si te veo. Y grito tanto que no sale ningún sonido de mi garganta. Eres como el humo espeso que hace que chirríen los pulmones. Eres todos los besos no dados del mundo. Salado como el mar y las lágrimas. Y ya me escondo porque podríamos habernos querido. Y sé que no nos quisimos ni nos querremos, pero que se nos aferran las manos al otro si vemos que se va marchando. Quiero abrazarte despacio y que se detenga el tiempo y ni importen las mentiras. Quiero ser tan tuya que me palpite el alma más rápido de lo que gira la tierra. Quiero amarte y amarte, contigo quiero sofás y noches de manta. Y contigo no quiero nada porque te amo y eso hace mucho, mucho daño.

Creo que sólo puedes enamorarte así una vez y que esa vez sepas desde el primer segundo que nunca tendrás a esa persona, porque sólo así funciona ese amor tan amargo, queriéndole tanto como para disfrutar cada segundo porque sabes que puede ser el último. Y lo peor, que probablemente lo sea.

Firmado: Mis impares, mis temblores, mis preguntas inciertas y mis miedos.

martes, 19 de noviembre de 2013

De

Hace ya mil años que me sobran los motivos para escribirte mil cartas. De las que añoras que te lleguen al buzón. Porque me da miedo despertarme mañana y saber que no estaré en la cárcel de tus sábanas, aprisionada al paraíso. Y desnuda. Porque sé que mañana no me cogerás la cara y no podré pensar, al tacto de tus manos, que hoy sí puedo con todo. Y con tus manos duermo y me despierto como en una pesadilla y un orgasmo, todo a la vez. De tenerte lejos y saber que no podrás besar mis lágrimas.

Recordar el olor delicioso de tus sombras y el dolor de tus acordes mezclados con cerveza. Que si aspiro ya no recojo tu humo. Y me tiemblan las pestañas sin tus labios en mi pelo, como la tormenta que nos dio la vuelta al reloj e hizo que los días se nos hicieran tan cortos, tan juntos. 

Y ya sólo puedo respirar muy despacio, esperando que el destino nos haga reencontrarnos una y otra vez entre sábanas, piel con piel, para notar tu desnudo aprisionado entre mis piernas y gritarle al mundo que nunca sabré cómo pude yo encontrar la felicidad en un instante.

Entre orgasmos y humo. Orgasmos y humo.

martes, 12 de noviembre de 2013

Aunque estos sean los últimos versos que yo le escribo.

Nunca sabré bien cuándo se nos acabó el poema. No sé bien por qué desde el primer instante todo olía a desamor, cómo pude no recrearme nunca enredándome en tu pelo. No sé cómo podíamos oler tanto a miedo.

Si no hemos usado tanto el amor ¿cómo se nos ha roto?

Aún recuerdo las lágrimas de hace un año. Esa mirada al banco donde estabas sentado. El frío de la ciudad helando mis huesos al verte con ella. Una de muchas ellas.

No sé bien cómo te he podido perder sin haberte encontrado nunca. Ni cómo han sobrevivido las mariposas tanto tiempo dentro de mi estómago, si hasta ahí no llegaba oxígeno casi nunca, cuando me congelabas la respiración en primavera.

No entiendo cómo se me ha roto el vestido por otros gemidos. No entiendo cómo la vida no nos ha dado esta oportunidad. Y escucho mi música esperando volver a encontrarte, pero no hay quien encuentre lo indescriptible.

Te he dedicado tantos versos y tantos adioses que ya no sé ni despedirme, y se me han olvidado las lágrimas, amor, porque estoy tan cansada que ya no puedo pensar en ti al despertarme. 

Y dueles, porque dueles más de lo que ha dolido nunca nadie. Y tengo tus mentiras clavadas en el alma y el viento no ayuda a separarlas de mi. Aunque te vea a cada segundo; me escondo. De ti.

No sé cómo todo ha terminado, y el café ya sólo sabe a café, y las terrazas no son más que una terraza más. Que ya ni tiemblo al ver tu balcón, ni tiemblo por si te encuentro.

Amor, pequeño mío, me has herido tanto que nunca, nunca voy a curarme. Pero juro por mi alma, que siempre fue de tus labios, que ya no voy a recordarte.

Porque los besos, de madrugada, con agua de valencia en los labios, carmín escaso y manos temblorosas, ahora sé que han terminado para siempre.

sábado, 2 de noviembre de 2013

Voy a besarte a oscuras...

que si te miro a los ojos se me puede pegar el miedo que siempre está en ellos.

Y yo soy más de ser valiente.

Voy a leerte a Neruda, a hacerte sentir de cerca lo que significa el amor. Y cuando te asustes de nuevo y huyas, el cielo te gritará sus versos y no podrás evitarme. Y volverás a pensarme con todo ese miedo tuyo.

La vida son portales, besos, mangas arremangadas en puños de acero que aprisionan corazones. La vida es llorar por tu miedo. La vida es reescribirte de madrugada y verte igual en un móvil como en un papel en blanco, donde escribo las líneas rectas como tu rectitud innombrable. Eres rutina, agotamiento, mentira, vino y tabaco. Eres salado como las lágrimas. Eres frío como el acero e inventado como mis cuentos, mis fantasías mas oscuras, dormir con una mano entre las piernas. Calor. Fuego. Y de nuevo frío (como en tu portal). Eres un vestido roto por otras manos, sexo en hoteles con otros hombres, lágrimas en otros hombros y eres pegarme el miedo, a pesar de lo valiente.

Corría por la ciudad para ver el río de noche, agarrada de otras manos, y soñaba con que se parecieran a las tuyas. Corría muy fuerte. No paré nunca. Corrí durante meses y nunca me llegaba a caer del todo. La corriente me dejaba allí, paralizada, presenciando una y otra vez tus ojos y el miedo.

Eres cobarde, cobarde como sólo los cobardes pueden serlo.

Y cuando me levanté, asustada, empapada por el río, por la mano entre las piernas, por el sexo con otros hombres, por las lágrimas con sabor a tu piel. Cuando me levanté seguí corriendo, para que tu pensamiento nunca me alcanzase.

jueves, 10 de octubre de 2013

Cold.

No estoy triste, sólo estoy como muerta, por todas esas cosas que dije. Muerta porque sé qué es lo que hacía girar al mundo y, de repente, se ha parado. Tengo miedo. Tengo miedo y a ti te da igual que tenga miedo. Tengo miedo a irme y a quedarme.


Me tiembla el alma, me susurra el viento con palabras raras. Como si fuera tu boca. (Bueno, ¡como si se pudiera asemejar algo a tu boca!). Quiero tenerte frío en las manos, que te tiemblen un instante. Y a la vez no querer volver a verte sin ese detalle.

Se acerca el frío, se acerca el frío, el invierno, el frío. Y yo no miento, no. No prometo, no. No tiemblo ya. Sólo me tiembla el frío.

domingo, 22 de septiembre de 2013

Incertidumbre.

Y cuando vuelven las noches de incertidumbre, ahora sólo siento que puedo escapar. Y ya no hay desesperación ni lágrimas. Como si hubiese dejado de sentir. Y me vuelvo loca en esa falta de todo.

Querría morirme a cada segundo.

Un año más. Un año raro. Un año de amores no correspondidos, de miedo, de ser sólo yo. Un año de no estar nunca sola. Una locura.

No me acuerdo bien de cómo se respiraba antes de ti. Ya no eres el más grande. Ya no eres un terremoto. Sencillamente ya no eres.

Sólo sé que puedo. Porque tú no existes. Y te querría, pero me sale más rentable seguir. Y ver qué pasa. Nada de desesperarnos. Ni esperarnos. Yo a ti no te espero, que el reloj va a hacer que me pierda. Y perdida estoy mejor sin ti que contigo.

Me voy, me voy, me fui. Con tus "no, por favor". Con todo. Sin nada. Contigo. Sin ti. Vamos a frenar.

Y no me fui, qué remedio.

sábado, 14 de septiembre de 2013

¿Y si ya no hay títulos para tantas palabras?

Tú creías que yo tenia tiempo para todo. Y sólo tenía tiempo para ti. 

Porque caminar sola me hacía pensar en cómo sería caminar contigo, y la música resonaba y yo me imaginaba que eras tú que venías a cantarme. De repente, al lado de Anaya. Y que te veía aparecer por aquella cuesta, o venir de qué se yo dónde con un abrigo largo mientras oscurecía en Salamanca. 

La ciudad me sabe a tus besos. Y sueño, siempre, que cantamos juntos, y bajamos a ver la luz del puente en pleno invierno. Que nos fundimos en una sombra extraña con esos gorros viejos. Y que tus manos llevan guantes y yo voy siempre descalza.

A veces me entra el miedo y sé que me dejas. Y cuando te vas se me revuelve el estómago y lloran las mariposas de dentro. Que yo sin tus ojos, no puedo mirar a otros ojos.

Y doy vueltas y vueltas a tu manzana, borracha, quizás. Con la locura en los ojos llorosos, cayendo a un abismo imposible. Mientras tú duermes, ajeno a todo. Y a mi se me congelan las palabras, que Salamanca es muy fría cuando quiere.

La ciudad y tus silencios. La ciudad y sus silencios. Y mi silencio de mierda, por no tenerte aquí conmigo.


viernes, 13 de septiembre de 2013

Por mi tripa.

Que no me pegues tus manías, que no las quiero. Que no me hagas disfrazarme de otra. Que no recorras continentes de tu habitación a la mía, que luego te veo y me pierdo. Que no me beses si vas a tardar siglos en volver a besarme.

Que no tienes derechos. Que no me susurres al oído, ni me roces preguntando qué hacer con tu ropa, que yo no sé qué hacer con ella si luego no puedo desnudarte. Que no me mientas, ni me prometas, ni me metas ideas descabelladas en la mente para luego irte con un simple adiós. 

Que no me dejes con la palabra en la boca sin cortar antes mi respiración con tus dientes. Que no sonrías, joder, que si sabes que te quiero sonriendo, no sonrías. Que no me hagas temblar como si fuera pequeña, porque, o me tiemblas a orgasmos, o a nada.

Que no respires cerca de mi oreja si no te despides tocando mis manos. Que no me toques con tus manos, que están frías, como tu corazón (o más). Que no, que no te acerques, que no me digas que todo puede ser. Que no me hables. Que no te calles. Que desistas. Que no existas. Que me des una máquina del tiempo que me haga no conocerte nunca. 

Que no me invites a un café si luego pago yo. Que no me des tus copas, que me las bebo. 

Que no prometas.

Que no me jures.

Que no existas. 

Que desaparezcas.

jueves, 5 de septiembre de 2013

Septiembre frío.

Sencillamente hoy no es un buen día, que no me saben los labios a café ni me duelen los dedos de hablarte.

Ni me grita el francés en la garganta. Ni recorro tus vicios. Ni me despido en portales. Ni miro a un ordenador cabreada. Ni presumo de tu presencia.

Hoy no es un buen día.

Porque me duelen las entrañas de tenerte lejos. Porque no me acuerdo bien de qué llevabas cuando te conocí. Ni cuando te he besado.

Ni te recoges las mangas de la camiseta con los puños. Ni me miras desesperado. Ni sujetas mi vestido mientras me cortas la respiración a besos.

No es un buen día porque te echo de menos. A ese tú de hace tiempo. A esos nervios de verte. La sonrisa ciega. Aquella camiseta de Marea. Tus dudas. Infinitas.

Ni creo en verte beber en los bares, ni escribirme porque crees que me has visto. Ni agarrarme sonriente. Ni preguntarme si tengo los labios pintados.

Hoy no es un buen día porque estás lejos. Y tu voz no me toca aunque te grite. Porque nunca respondes.

Hoy te amo más de lo que nunca lo hice. Con más miedo. Y más valor. Hoy te quiero por lo que te he querido. Por tus cinco de la mañana. Hoy te quiero por los domingos. Por las lágrimas. Por la desesperación. Por nuestro caos que nos hunde.

HOY. HOY. HOY. HOY. HOY. Porque es Septiembre, TU SEPTIEMBRE.

HOY TE GRITO PORQUE TE QUIERO Y NO PUEDO TENERTE.

domingo, 25 de agosto de 2013

Él.

Él es guapo. Es una de esas características que destacan en él. Él es listo, inteligente, lo que todo padre querría para su hija. Él es pícaro, siempre sabe darle la vuelta a la tortilla, y sacarte una sonrisa con cada palabra, y que te recorra un hormigueo por todo el cuerpo si te roza, si te besa, si te toca. Él es luz, ilumina siempre.

Él miente. Inventa en forma de broma, cosas, para luego hacerte dudar. Nunca dice nada claro y pone tantas excusas que sus propias excusas se solapan entre sí.

Él te hace sentir única, pero eres una más en su mundo. Él te habla cuando se aburre, pero cuando lo hace te provoca un temblor incomprensible y se te nubla la razón.

Él no sabe. Te hace sentir inútil, imbécil e ignorante. Él te hace creer que eres tú quien no entiende el mundo.

Él. La más perfecta de las autodestrucciones.

jueves, 22 de agosto de 2013

A veces le miro

A veces miro a un hombre con barba. Le veo de lejos y me sonríe. Le sonrîo y nos sonreímos en la boca. A veces tengo caprichos y él me los concede como si yo fuera una niña pequeña a la que cuidar.

A veces veo a un hombre con barba, sonriente, guitarra en una mano, cerveza en la otra, cigarro en la boca. Y me regala su humo como si fuese mi oxígeno.

A veces me toca ese hombre barbudo, con esas manos mágicas. A veces me eleva y me baja, como en una montaña rusa que nunca acaba. A veces me funde en sus orgasmos y me obliga a gritar, explotando. A veces me enreda entre las sábanas, entre risas. A veces se duerme encima mío, y si lloro me agarra, no me vaya a caer en mi vacío.

A veces creo que un viernes encontré a esa persona con la que compartirlo todo. A veces creo que he encontrado a mi consejero eterno, a mi mejor amigo. Y le doy las gracias por aguantarme, a besos, la espera de mi amor verdadero, mientras él espera al suyo.

miércoles, 3 de julio de 2013

¿No es verdad, ángel de amor?

Llega ya la despedida de mis ganas con tu pelo. Y tus manos ya no tiemblan si me acerco. Tengo miedo. Ahora me voy y tengo miedo. Tantos besos escondidos hacen que todo parezca irreal. Los impares (pares de madrugada), las 3 de la madrugada. Domingo. Café. Tortura. Placer de mierda.

Tus eneros inconstantes, tus febreros inexistentes. Marzo, abril, mayo, junio de dolor. El verano de olvidos. Septiembre de sabores. Octubre de puto amor. Noviembre de esperanzas. Diciembre de verdades. Y el tiempo no hace que esto sea más corto, ni que duela menos.

Ojalá nunca te olvides, que no puedas hacerlo. 

¿Sabes? Entiendo los odios y los rencores. Y el amor. Y lo oscuro, lo escondido. Entiendo todo menos el miedo a dejarte. Y en esta despedida de lágrimas claras, de revolución, me voy para siempre.

El tintineo de mis pasos alejándome, mirando por encima del hombro para ver si lograbas buscarme. Y nunca dabas ni un paso. Ni lo darás. Cobarde.

Ser valiente es dar besos a cobardes. Y lo he hecho tanto que he crecido en valor y me han atragantado los miedos. ¿Alguna vez me has llorado? ¿Me has echado de menos? ¿Alguna vez te dignaste a no mentirme?

Lo siento por mentirte tanto, por decir que no te quiero, por callarme un "bésame". Lo siento por mis noches de licor y por mis tardes de rencores. Y por los domingos. Lo siento por los domingos que me hicieron quererte. Lo siento por las madrugadas perdidas y mi corazón perdido en tus silencios.

Lo siento, siempre fuiste tú. Y aunque no me quisieses ni me creyeses, lo siento por irme y dejarte tan solo. A ver si así te dejo estar en silencio sin molestarte. Te dejo que te cures ese corazón roto del que hablas. Te dejo para que tus manos sean perfectas. Y de otra. 

Te dejo para que sepas lo que es el miedo.

Que del miedo tú me has hecho aprender mucho. 

Me voy. En silencio.

Y es un adiós.

Y no un hasta pronto.

viernes, 28 de junio de 2013

Cohone ya.

Esta va a ser la única entrada no creativa del blog y la única relacionada con twitter.
Llevo ya un tiempo que me siento acosada por vosotros. Lo digo en plan en general. Sé que no tengo muchos followers, de hecho, pero hay unas 20 personas que me hablan continuamente todo el día por todos los medios posibles (skype, ask..). Y diréis: PUES CIÉRRALO, HIJA. Pues no, porque me parecen herramientas interesantes para ciertas cositas y me gusta estar en contacto con vosotros. Pero estar en contacto no implica 24 horas pendientes de vosotros. Primero estoy yo, mi vida, mis cosas y luego ya por debajo de todo eso vosotros. Y si contesto borde, seca o no contesto será que ESTOY OCUPADA PORQUE TENGO VIDA, no que sea una gilipollas/borde/variantes como me decís cuando no os contesto. Ah y si no hago followback será que me interesa una mierda lo que tuiteáis. Y si no contesto a una pregunta del ask pues NO CONTESTO porque es mi vida y haré lo que me salga del coño, digo yo. Y...¿por qué os cuento esto? Pues para que sepáis que si parece que paso de vosotros es porque paso de vosotros, no le deis más vueltas, a mi la gente me cae mal en general y no ibais a ser vosotros la excepción.

Por cierto, si me pedís una foto, hablar por cam o lo que sea....NO LO VOY A HACER. Ahorraos la gilipollez de pedírmelo porque os vais a ganar un BLOCK y ya. Y nada, que besis llenos de odio para vosotros de mis partes.

PD: Todo esto no significa que no adore a mucha gente de aquí, muchísimo, con la que me llevo bien y hablo de vez en cuando, pero suelen ser personas que no me AGOTAN, AGOBIAN, ACOSAN étc.

martes, 18 de junio de 2013

Veces.


A veces hay noches en las que las camas hablan con el dulce tintineo del somier y cuentan las historias de todas esas noches que pasaste en vela. Y ves tu vida pasar.

A veces me levanto y te miro, y ya no estás. Y un escalofrío me recorre, como cuando empieza la nieve y yo he salido en minifalda.

A veces te enredo, en todos los sueños, y subo y nos hacemos espuma. Y tiemblan los barcos, como si el agua fueran terremotos. A tu deriva.

A veces sueño que ya no sueño, que te lo has llevado tan lejos que ya no llego. Y cabalgo a ver si alcanzo a tu nube o a tu sombra.

A veces te leo por los rincones, como a algo nuevo y extraordinario, dentro de lo corriente que era tu mirada, dentro de una liga de no tan hombres y no tan extraordinarios.

A veces pienso que amar no tiene que ver con los hombres, ni con las mujeres, pero sí con el viento, que me acuna una sonrisa como si fuera a amanecer contigo.

A veces hay historias que llevaban ya la palabra FIN escrita en blanco sobre un fondo negro, y por muchas miradas y muchos besos que hayas soñado, inevitablemente terminan mucho antes de empezar a ser rodadas (como mis manos por tu cuerpo).

lunes, 10 de junio de 2013

Eres.

Eres de lo que no hay. De lo que no hubo. De lo que no habrá.

Como un baile ensayado de miradas. Y después volver a ver tus pestañas. Esa sonrisa. Esos dientes blancos. Y palabras que suenan más bonitas con tu acento. Eres la búsqueda de un magma, incomprensible, mágico y otras veces vulgar. Eres todo el tiempo que no tienes, y los latidos que me negaste. Ese amanecer implacable. Eres las cinco de la madrugada. 

Eres los pasos que diste, el pararte en un semáforo. Ese rodeo inútil y tu dedo señalando un balcón. Eres lo que no olvido, la copa que dejaste, las pajitas con sabores. Eres ilusión y grito. Desistir, insistir, existir. Morir en tu existencia, en tu fetichismo, en tu teclado y en tu color.

Eres esas gafas, palabras de moderneo, los bolígrafos que silban, las mariposas muertas y vivas, agonizando en mi estómago y en estómagos ajenos. Eres de dos y de tres, eres verdad y mentira, a partes iguales, decir "siempre engaño, pero contigo haré una excepción". Contradicción, vino inventado, mesas de ordenador. Indecencia en corredores oscuros. Sexo y decepción.

Eres una risa ahogada, al lado de una lágrima. Eres lo que no hubo. Ni hay. Ni habrá. Contigo.

¿Sabéis ya a qué sabe la pajita que colecciono con más cariño?

sábado, 8 de junio de 2013

Stupid things.

Mil hombres recorrieron este camino para anidar en tu ombligo. Las búsquedas. La imperfección. Noches sin recuerdos. Días tan nítidos. Nunca hubo un café tan tardío. Ni unas copas tan agridulces. 

Coleccionaba las pajitas. Ella era así: robaba las pajitas de los hombres que le gustaban. Tenía una amplia y colorida colección. Las coleccionaba por los motivos más simples: necesitaba saber que sólo eran un número. Y a veces no recordaba de quién era cada pajita. Hasta que llegó aquella que olía a piel, a la mayor de las tortudulzuras . Se negó a separarse de aquella pajita. Se negó como si fuese su propio cuerpo. Y...¿sabéis a qué sabía? 

viernes, 7 de junio de 2013

Besos.

Hoy he soñado contigo. Con tu modo de apoyarte en la pared. Con tus chaquetas. He soñado con el sol y con los meses descalzos. Con tus pupilas.

Me he arrancado las ganas, para no arrancarte a besos. Te he espiado, te he seguido, al rincón de tus sueños. Y he caído y me he despertado. Para soñar despierta. Con tu pelo.

Me he acordado de los sueños, de eso de arrancarte un beso. De que me selles las palabras. De canciones, acordes sobre cables de electricidad. Y sólo te queman si hay lágrimas. Que no hay lluvia, ya nos mojamos lo suficiente.

De la madrugada y tus inconexiones. De tus gemidos de garganta. De tu mano. Y aquel ronroneo frágil que nos daba miedo. De aquel miedo. 

Y ya no me quedan palabras, ni actos, ni tiempo. Los relojes se apoderaron de nuestro caminar. Y ¡qué miedo!. Perder. Eso es el miedo. No a tus silencios.

Y desde mi boca, desde cómo te apoyabas, cómo veías desde atrás mi pelo, y le cantabas a mis camisetas. De mis verdades y tus mentiras. Acompañadas de silencios. Acompaso los segundos y los latidos para otra noche en vela.

Como tus besos.

lunes, 27 de mayo de 2013

Los miedos.

Me he estrellado,
viendo a la gente a mi alrededor,
impasibles.

Me ha dado tanto miedo,
ver que todo pasa y que quizás,
nosotros no pasaremos.

Me has ahogado en tu orgullo,
mentido tan dentro,
removido las entrañas,
jugando a decir mentiras.

Mi juguete roto no puede,
no puede arreglar tus rupturas,
y me engaño, y sonrío,
camino creyendo que puedo caminar.

Me encanta este estado de melancolía,
me nutro de lágrimas, 
afloran las palabras,
no puedo callar.

¡Que ya muchos te quieros me he callado!

Y me desgarras muy lento,
y lo peor de todo, vida,
es que no sabes que me desgarras.

Odio tanto y amo tanto,
se contraponen como las luces
de mi habitación por las noches.

Estás ahí y aquí, 
en cada esquina,
cada calle,
en los bares.

Nunca estás
si no es revoloteando
por mis pensamientos.

Me sangran los labios
de soñarte besos.
Me llueve justo encima
de las mejillas.

Y cantándote, dejándote,
perdiéndome, odiándote,
histérica, patética,
perdida, sin vida.

De repente, pensé,
pensé en abandonarte,
y cuando lo hice,
pediste un perdón silencioso.

(Un perdón que yo me inventé)

Y volví tan rápido
que ni notaste que me había ido,
porque tú nunca me notas.

Y me creo tus mentiras,
aunque yo misma las bautizo.
MENTIRAS. MENTIRAS.
TIEMPO. TIEMPO.

Reloj, corre más lento,
o más deprisa,
pero haz que llegue el día.

Y cuando me doy cuenta,
cuando veo que el reloj, el tiempo
(poderosos)
no son los culpables...

Entonces lloro,
río y bebo,
canto y grito,
me ahogo.

Y te quiero,
supongo que así lo resumo.
Aunque tú nunca estuvieses,
ni siquiera dispuesto
a INTENTARME.



lunes, 20 de mayo de 2013

Y ahora congelo cada instante.


No noto el frío, no te echo de menos, ni tiemblo. No siento el vacío por las noches, ni las ganas de gritar. No recuerdo lo vivido, ni lo que nos quedaba por vivir, ni me machaco con tus palabras día y noche. No pienso nunca en ti. No paso por encima de los días como si no valiesen la pena, ni quiero cruzarme con tu mirada. No, no me pongo histérica y miro tu número esperando que suene.

No, no te quiero, ni me importas, ni me mereces la pena.

lunes, 6 de mayo de 2013

Y tú te has "quedao" conmigo.

Me daba miedo amanecer de nuevo en una vida sin ti. Y apareciste de la nada para decirme aquello que ansío desde hace tanto tiempo. Y que el insomnio siguiera y desaparecieran mis ganas de comer, sustituidas por mis ganas de comerte. 

Pasan las horas de repente, anonadada con tus sentimientos y con tus locuras. Sólo quería un todo contigo, lo de dormir y todo lo demás. Y después otros o ninguno, como con tu pelo infinito. Y que desapareciera este temblor de piernas cuando te tengo miedo y cerca. Y dejar el ensayo de una vida incierta buscando tus besos que nunca aparecían, daba igual el sitio o las horas, con aquellos bares tan llenos. Y ese escalofrío de pensarte. 



Soñé que me metí en tu cama
tras un festival (de invierno),
ahora ya no sueño nada,
ya ha pasado mucho invierno
Y no sé como es tu cama
ni como suda tu cuerpo,

me he quedado con las ganas
y tu, te has quedado conmigo.
Con mis ganas de vivir,
con mis ganas de sentir,
con mis ganas de pecar,
con mis ganas de soñar.



De estos sueños me comen las entrañas y mis miedos, mis miedos te comen para que dejemos de soñar con ellos. Y te quiero, para qué engañar a mis ganas y a tus infiernos. A tus sombras. A tu cuerpo. A tu...a ti, a los amores perdidos y a sacar otra copa para olvidar que nunca estás conmigo, pero que no te vas jamás de mis adentros.

domingo, 28 de abril de 2013

Arena.

Creí que si igual cedía los recuerdos, dejarían de aplastarme, que si lo recordaba todo durante un segundo, no me quedarían más defectos. Y aún así no puedo parar de pensarte. Siento como si cada una de las partículas del universo estallasen a mi alrededor, y entre tanto caos, yo sólo puedo quedarme paralizada, como aquella primera vez.

O a veces corro. Corro como si cuando fuese a parar, ya nada me persiguiera. Pero no, sigue ahí. Y cuando vuelvo aquí, siento que evadirme deja de ser una opción.

Echar de menos. Y tú de más.

Mi corazón. Como una lata de cerveza. Que te la bebes y al final. Le das patadas sin pensar. 

QUE ME DESQUICIAS, LA CABEZA.

domingo, 21 de abril de 2013

Odio.

Odio todas las cosas nuevas que empecé a hacer por ti. 

Cómo odio la música ésta que me revienta los oídos, no por el ruido, si no porque no la entiendo, está muy de moda. O la forma que tengo de ver un concierto y recordarte a cada segundo.

Cómo odio estas películas tan raras, llenas de frikadas, cosas de Kubrick, la sangre de Tarantino, la ciencia ficción clásica. Los giros de cámara. El cine independiente. Los superhéroes. La fantasía.

Cómo odio esa literatura romántica tuya de Bécquer y Espronceda. Y a Pérez-Reverte. Por no hablar del de las siglas tan mítico, tan típico. Y los cómics de chavales normales a los que les pasan cosas extraordinarias y luchan y vencen.

Cómo odio las series nuevas, de paradojas temporales y flashbacks. Y de médicos. Y de drogas. Y de polis. Y con pocas escenas de amor.

Cómo odio el pintalabios rojo, porque no se te marcaba bien en los labios. Y las escaleras, a esas sí que las odio, más si tienen...ya lo sabes. Cómo odio ese edificio blanco. Y las terrazas, madre. Y el café, odio muchísimo el café, pero no tanto como la lluvia. Y el corsé aquel que me ponía para verte. Y los bares, odio los bares por encima de todas las cosas, especialmente a las esquinas de los bares y a ese rincón y aún más si son bares con escaleras. Cómo odio el cruce que hay al lado de la Plaza Mayor para ir a la calle de Zamora, lo que me recuerda que odio el pelo rojo y las chaquetas largas. Cómo odio el Pan&Cake de Salamanca. Y el paso de cebra de antes de llegar a mi casa. Y mi portal. Y el cabecero de mi cama. Y mi facultad. Y toda la zona de Fonseca, donde los autobuses. Y el piercing de mi nariz. Mi chaqueta de rayas. Mi camiseta de los Rolling. Todos mis vaqueros raídos. Y mi ropa interior. 

Pero lo que más, lo que más odio es no verte ya por esta ciudad. Lo que más odio, en realidad, es que no tenemos un café, no hay más bares, no hay más despedida en mi portal, no espero ya a que los semáforos se pongan verdes, cruzo si no hay coches (contigo no, no se me fuesen a agotar los segundos). Lo que más odio es que para ti nunca fui nada. Que tú no recuerdas nada de aquello. 

Que te has olvidado de que fuiste tú el primero en besarme.

lunes, 15 de abril de 2013

Sigh.

La culpa es de tu silencio, que se me ha enredado en el pelo y me está haciendo daño. La culpa es de tu distancia, de los relojes y del calendario. La culpa es suya y de la falta de besos. La culpa es de los temblores, del miedo. La culpa es de que no quieres y que ya no me dejo. La culpa es de lo que nos falta, de lo que no está ahí. La culpa es de que nos intoxicamos y desintoxicamos con demasiada frecuencia.

La culpa es de los días en los que no te veo.
Los días en los que no me hablas.
Los días en los que tengo miedo.
Los días en los que no hay un "guapa".
Ni tus motes.
Ni tus palabras.
Ni tus tonterías.
Ni mi miedo, ya no sabes que tengo miedo.
A perderte.
A necesitarte.
A tener miedo.
A que no me sepa a la amargura del café.

jueves, 11 de abril de 2013

Le voy a cobrar a tus labios tus miradas.

Podría morir en tu sonrisa y ser feliz. Podría caerme en tus brazos. Podría vivir a base de tus labios eternamente. Creo que sólo con tus besos podría alimentarme. Necesito sentir cómo tus manos rozan mi espalda desnuda. Necesito tus palabras como el oxígeno. Y claro, quieras que no, me hundo, dejo de respirar.

Por lo que yo mato es por hacerte sonreír una vez al día. Por lo que yo mato es por despertarme al lado de esos ojos tuyos.

miércoles, 10 de abril de 2013

Con las ganas.

"No sé qué acabo sucediendo, sólo sentí dentro dardos."

La distancia nos ha matado, cuando estábamos tan cerca. A veces cuesta. La vida se rige por recompensas y contigo están tan lejos. Lo que duele es cuando estás cerca y de repente te alejas de mi vida con más miedo que nunca. Finjo que no me importa y me sabe a amargura. Soplo fuerte, no vaya a ser que me entre el frío, así expulso el aire y te causo terremotos. Y podrías haber hecho algo y yo podría no haber tenido miedo. Y nos ponemos caretas en nuestro día a día. Y las mentiras se enmarañan por mis tobillos, y creo raíces.  Justo entonces me tiembla el pulso y tengo miedo a dormir sola. Y me muerdo el labio hasta que sangre tanto como mi alma. Hiciste daño, te has ido sin decir adiós. Y no tengo derecho a negarme a ello.

Me siento en frente de tu casa, con el miedo, los dos. Y nos vamos corriendo. Y me sabe la boca a tu tierra y se me lían las palabras de Robe, se me lían con el tabaco. Saber que no somos nada, sólo personas que solían conocerse. No sé, ni sabré. El tiempo juega en mi contra.

"Finjo que no sé, que no he sabido, finjo, que no me gusta estar contigo."

Y finjo tan mal. Lo sé todo sobre ti. Tengo miedo a que no seas tú quien me lo enseñe. Y cojo la mano al vacío, a ver si así no me caigo en él. Miro la pantalla sin saber cómo hacerlo. Veo mi vida en pantallas. Y huyo lejos, para que no me pille el reloj como te ha atrapado a ti. Y de repente, me doy cuenta de que no era que yo acabase con esto. Es que nunca ha habido nada con lo que terminar. Y ha terminado sin acciones. Doliendo. Siendo sólo un recuerdo. Y te quiero tatuar mis besos. Pero al final se me tatuaron tus legañas.

sábado, 23 de marzo de 2013

Es todo lo que quiero en esta vida insana.

Nos sigo acumulando momentos como una loca, es como una droga que me hace ser feliz y a la vez me entristece. No he sido capaz de llorarte hasta ahora mismo. Digo tantas cosas, peco de bocazas, pero al menos, nunca te miento. 

Te quiero con más miedo del que creí poder tener. Me moría por obtener ese premio de tu boca. Y de repente, puedo creer en confianzas y promesas. A la vez que se me va partiendo el corazón. Claro que te lo permito, te lo permito todo menos no besarme. Y eres ese segundo previo que me haces tener cada vez que te acercas. Miedo a que todo dure tan poco. Un instante fugaz sólo para hacerme feliz de un modo casi eterno. Etéreo tú, de sabor dulce y amargo, de olor (lo tuyo de los olores).

Tus roces, tu forma de hacer todo elegante y perfecto. Esa manía tuya de ser guapo a rabiar. Y esa forma de abrazar. Y lo de los besos. Y tú sonrisa. Esa sonrisa por la que vendería mi alma al diablo. 

Absorbo cada uno de tus detalles por si otra vez dejo de verlos. Me hiero tanto. Te hieres tanto. Me hieres tanto. Te quiero tanto.

http://www.youtube.com/watch?v=3-UJb3YufrQ

miércoles, 20 de marzo de 2013

¿Eres mío?

No te lo pregunto porque quiera que lo seas, te pregunto que si eres de otras, por si tus palabras se refieren a muchas más. ¿Es ella? ¿O es aquella? ¿No entiendes mis dudas?. Me acuerdo del sol y de aquel cruce. De la bicicleta. De tus necesidades para no huir. Y después, de repente, huiste.

He salido a correr, o a llorar, no me acuerdo, por las calles de esta triste ciudad. Me sabe a ti y a café y eso que el café ya no lo bebo para no recordarte. Sí, he cambiado muchas cosas. Sé que lo quieres saber pero que no puedes saberlo. Ojalá nos hubiéramos conocido un poco antes. Ojalá siempre invitases tú.

Y nada, mi vida sigue cambiando y tú sigues lejos. Y desconecto con música de la que no es tuya, pero a veces se cuelan unos acordes por ahí, que me hacen pensar en nuestros parecidos. Entonces he empezado a hacerme té e infusiones, como una loca, porque eso no me iba a recordar a ti. De repente me duele y soy incapaz de entrar a ese edificio porque no estás ahí sentado. Y me pongo los pantalones negros, a ver si quedan restos (que no).

Me pongo a recitar a Espronceda, con toques de Bécquer. He mirado el póster de Kubrick esperando encontrar la respuesta. Me he tragado otro puto libro, a ver si me dejaba de saber a ti. Y, joder, es que ya no sabe, huele; y yo sé eso que dices tú de los olores. Tú hueles a sur, a ese que nombró a mi primo.

Hay que joderse todo lo que le escribo a tu pelo, a tu sonrisa, a tus besos. Hay que joderse lo que te escribo y cómo los dos nos hacemos los tontos: 
-¿Ese escrito va por mi?
-No, no, es una tontería mía.
-De acuerdo-"Va por mi", piensas.
"Sabe que va por él", pienso.

¿Sabes el problema? Que no me besaste porque estaba ella. Y no supe reaccionar. 
¿Sabes el problema? Que te besé yo por última vez, y eso me hace dudas.
¿Sabes el problema? Que nunca me besarás como aquella vez.

No guardo tus mensajes, pero ahí están, entre mi cabeza y mi corazón, haciendo que me derrita y llore. 

Y yo quiero volver a beber café, pero que sea de tus labios.

martes, 12 de marzo de 2013

Breathe.

Me iba a cerrar. Iba a aumentar el muro y esconderme detrás. Iba a estar en una jaula de sentimientos, esperando que así, todo dejase de doler. Y de repente, me acordé de todas las personas a las que he querido a lo largo de mi vida.

Si quieres, implica dolor. Lo he aprendido durante todo este tiempo, porque lo que te dice alguien que quieres tiene más capacidad de hacerte sangre, de removerte las entrañas. Pero querer significa felicidad, significa sentirte reconfortado con sólo un poco de cariño de esa persona. Amar es otra cosa. Amar es explotar las emociones hasta el punto en el que no puedes más.

Querer es que te importe otra persona, que busques su felicidad, que te guste estar a su lado. 

Amar es una locura inexplicable.

Qué duro es vivir sin sentimientos, qué duro es cerrarte a tantas emociones. Por eso arriesgo, por eso va a doler, por eso cuando me hundas (aunque lo hagas sin querer), tendré el dolor de haber amado sin resultados y necesitaré a la gente a la que quiero para que esa espina salga poco a poco. Yo no pierdo nada, porque al final me acordaré de lo felices que eran tus besos.

sábado, 9 de marzo de 2013

Karla.

"Aunque sepa que la estés cagando, te apoyaré a cada segundo."

Cuando ese es tu lema de vida con alguien, sabes que quieres a ese alguien. Sabes que lo vuestro es irrompible, es junco que se dobla y nunca parte.

No me acuerdo de cuándo la conocí. Yo siempre he sido una persona de contarle mis problemas hasta a las piedras, pero desde que la conozco no me hace falta, ella es mi cimiento, ella sujeta todo lo que hago, lo que vivo. Si estoy triste, sólo me hacen falta dos minutos para sacarme una sonrisa; incluso a veces basta con verla. Podemos dormir juntas sin tocarnos. Y despertar felices. Podemos atraparnos debajo de una cama por saltar haciendo el superman. Es que somos muy de saltar, muy de confiarnos. Somos de esa clase de amigas que dan miedo, de las que se miran y provocan cierto fuego en la gente (confianza o envidia, eso ya depende de los demás), porque terminamos la frase de la otra sin que la otra haya empezado a pronunciar la frase.

No sé si todo esto se debe a las experiencias vividas o al simple hecho de que su dulzura te atrapa. Es la mejor amiga que nadie pueda imaginar. De las que te hacen caso a las 5 de la mañana. De las que te acogen en su casa por el simple hecho de que no tienes un buen día. De esas que se adueñan de tu cama y tu comida sin necesidad de preguntar y que te traen tu zumo favorito porque sí, o te dejan un libro que adoras sin ni siquiera pedírselo. Es de esa clase de gente que hace esquemas en noches de estudio para intentar entender cómo ayudarte. De las que están a tu lado sin hablarte porque no es necesario. De las que te hacen hacer locuras sin replanteártelo más de dos segundos, de las que lo organizan todo para que tú no tengas dudas.

Bueno, ella es única, nunca lo entenderéis ni pretendo que lo hagáis, sólo escribo porque quiero que me tengáis mucha, mucha envidia, porque la verdad, tengo la mejor amiga que nadie pueda imaginar y eso no me lo quita nadie. Y sinceramente, si de algo estoy orgullosa es de poder tenerla a mi lado.

domingo, 3 de marzo de 2013

Pero en el fondo soy un sentimental.


Ella se dejó besar por ti, pero no era consciente de lo que significaría tu beso. Para ella, en ese instante, era un triunfo más, otro chico guapo. Pero poco a poco esos labios se convirtieron en obsesión. Envolver sus manos con tu pelo, achicharrarse con el calor de tu pecho, perderse en tus perfectas imperfecciones. Dejó de cobrar sentido, bebía el café como si fueran tus efluvios y el insomnio era poco más que un triste compañero. Detenía sus ojos una y otra vez en la pantalla, esperando descubrir un ínfimo detalle más sobre tu vida. Sus venas se llenaron de tu obsesión. Sus miradas se perdían en el infinito, soñándote. 

Y cuando creía que no podría más, cuando la risa ya no era su compañera y más que risa era carcajada nerviosa; cuando sus manos no soportaban más el frío del teclado, el ardiente té, el áspero chocolate y el humeante cigarro...volviste tú. Con tu cara de salvador, para no rescatarla. Pero ibas con aquella camiseta de manga corta que a ella tanto le gustaba, que se ajustaba a tus brazos. Pero no te habías peinado. Pero la barba era de más de tres días. Pero tus dientes reflejaban una sonrisa de pura publicidad. 

Y por fin, respiró. Pensó en los días impares. Pensó en el Mayo que aún no habías vivido. En la Navidad, en Halloween. En vuestro septiembre ideal. Se acordó del once inicial del partido (once, once más bien doce) ¿Qué nos habrán dado los veintisietes? 

viernes, 1 de marzo de 2013

Like I did yesterday.

El tiempo nos desquebraja las entrañas. Nos creíamos inhumanos, pensábamos que siempre estaríamos al lado. Yo creía que al final serías para mi, que nunca iba a encontrar a nadie que me hiciera olvidarte. Cierto es que yo nunca te olvido, pero he encontrado a muchos. Las noches ya no me llenan, miro mi póster y sonrío, pero con esa sonrisa amarga que hace que se me oprima el pecho.

Tu risa era la cascada de mi mirada, era el sueño. Ya no lo hago todo por ti. Y eso me da miedo. No lo sé, ¿tú tienes miedo? Creo que a veces lo veo en tus ojos. Como tus brazos que se aferraban a lo imposible. Tú sigues tardando demasiado y yo quiero ir tan rápido.

La velocidad frente a tu eterno agotamiento. Mi sonrisa. A veces creo que soy diez años más joven que tú, a veces veo que nos duele la vida, pero que yo, al menos, he sido fuerte. Crees que la vida te ha golpeado y me sientes como eso efímero y alocado, pero a mi sí que me han dado golpes. Y duelen, sí. Y agota, sí. Pero me has hecho vivir. 

Después de todo lo que nos hemos vivido, de ser el uno para el otro... Hemos dejado que nos consuma la rutina malsana y las horas sin dormir. Nos ha agotado el insomnio constante (que me sigues provocando). Nos hemos hecho tanto, TANTO daño. Y después de sufrir, nos hemos cansado de buscar la recompensa. No mientas, tú también has sentido mi dolor y has sufrido con mi desdén, te ha dado miedo mi indiferencia. Pero quizás ya es tarde. 

Te estoy escribiendo mi despedida. Nunca pierdas tu sonrisa. Adiós. Espero que nos volvamos a ver (en otra vida, en otras circunstancias, con menos miedo).

jueves, 28 de febrero de 2013

Que tu m'aimais encore.



No nos hemos vuelto locos, nos hemos desesperado por no encontrarnos. ¿Repetiría lo hecho hasta ahora? Creo que no, creo que buscaría otro camino. Soy yo la que la caga una y otra vez, pero a ti te faltan tantas cosas...¿Cómo nos dolemos? ¿Cómo nos aferrábamos? ¿Se nos ha olvidado? Te grito cada trocito de mi alma. Tú, ya lo sabes, creo que ha llegado el día en el que te has dado cuenta de que esto es real e irreal a partes iguales.


Tienes en tus manos lo que nos puede unir o separar. 


No quiero respirar un aire que no sea el tuyo.

jueves, 21 de febrero de 2013

Los días no vividos.

Me dejé volar y se me volvió a olvidar. Me olvidé de que la vida, en realidad, es un cúmulo de sensaciones que merecen ser vividas con alguien especial. Me desvié del camino. Decaí y volví a despertar. Con el amanecer de levantarme del suelo y ver que todo había cambiado. No sé si son mis músicas, tus silencios, mis agravios, mis pecados, mis errores, tus problemas, tus agobios, mis palabras, tus notas. Son mis fuertes y mis débiles, mi sociedad contra tu mundo. 

Despertarse y luchar contra todo por tu boca.

Despertarse y jugar a ser kamikaze, con tus grandezas. Grande (Magnus).

Volverse loca con tus iniciales una y otra vez, tus putos cafés. Me sabes a café en vez de a cerveza (a agua de valencia, joder). 

Dulce, amargo.

Labios que se buscan desesperados como las manos aferrándose en los bares, como la locura de esquinas y escaleras.

Quiero tus lluvias y tu pelo.

Te quiero sentir tan cerca...

Llueve fuera, tú. Llueve. Y no me llueves a mi. Y joder, cómo te quise (llo, ca) . Joder, cómo te quiero (ver, fé).

Te quiero, te quiero llover. (Amaneceres). (Diez mil). Cómo sería que me entendieras. Si lo vives, silba una señal.

miércoles, 13 de febrero de 2013

Con sólo una sonrisa.

Controla el aire y vierte gemidos. No sé de dónde sacamos el tiempo para los otros y no sabemos contar agujas de reloj en el orden inverso para nosotros. A veces pienso en despertarme y huir, encontrarte donde sea, porque no sé dónde buscarte. Despéñate, despéiname. No puedo ahogarme en una terraza, pero puedo contar hacia atrás. 11, 10, 9, 8...Vamos dando vueltas. El bar ya no huele a ti porque allí ha habido muchos otros. Pero hay otras cosas que nunca se me olvidan, las barandillas blancas y las luces negras. Abro el libro (miento) con tu boca en sus palabras. Palabras del mismísimo...pero las pronuncias tú, con ese acento tan tuyo. Indescifrable. Tus juegos. Mi inmadurez. Mi nerviosismo. Mi pelo de haber dormido con otro. Tus mentiras. Las mías.

No puedes, viene ella. No puedes tienes trabajo. No puedes porque se nos ha gastado la sangre. 

Cómo exagero, no hay lágrimas ni corazón roto. Y el dolor es real. Explótate. Un mínimo de esfuerzo. No progresa, ni siquiera adecuadamente. Me acuerdo de nuestras manos aferrándonos y de cómo se te cambiaba la cara al verme. Y de cómo, JODER, perdí la única oportunidad que ha habido. ¿Sabes? Sí, lo sabes porque lo sabes todo. Voy a contar tus rizos, me voy a perder en tus ojos, voy a desear no haber nacido nunca y haber nacido mil veces sólo para conocerte. Griego, magnus. Tú. 

Te estás perdiendo la belleza.

Cuando escribo abro mi corazón a completos desconocidos. Lo más sencillo es que lo destrocen. En cambio, no lo hacen. No voy a decir que tú sí lo hagas. Me canso de discutírtelo.

Pero, ¿no te da pena la situación? ¿Que ellos conozcan mi vida mejor que tú?

Tiemblo como cuando hace mucho frío, pero ya no soy esa pequeña, no. He dejado de tener sentimientos, me los guardo, no vayan a hacerte daño. Que lo sepas, estás enamorado de mi, pero más del miedo. Que sepas que me importa una mierda, pero si me pides que me vaya contigo, me voy al fin del mundo. Porque el sol nos daba de frente. Y te gustaron mis cigarros, mi incapacidad de callar y mi ignorancia del mundo. Porque joder, eres como yo, y yo sé que tengo miedo. Se te está marchitando el puto café de lo que te has olvidado de él. Se te están yendo a tomar por el culo los sueños. Has dejado de vivir. Tú me dices que eres feliz. Menuda mierda cómo follas si no amas. 

lunes, 11 de febrero de 2013

Más visceral, más práctico.

¿Qué cojones es el amor? le pregunto al aire mientras me hundo en un momento alejado de los sentimientos. A veces me acuerdo de cuando tenía 13 años, lo veo también en mi hermano pequeño. Todo ese sentimiento de sufrimiento, ese dolor inalcanzable para luego...¿qué? Después olvidamos a la gente, yo ya no me acuerdo de personas a las que escribí hace años. En cambio el sufrimiento aquél era real. ¿Por qué sufrimos? ¿Depende de las personas o está dentro de nosotros? Es decir, el amor ¿existe siempre o es un capricho? ¿Es el amor como el chocolate, que nos gusta porque nuestra madre de pequeños nos lo quitaba? ¿Es lo inalcanzable lo que nos enamora?. Llevo un rato dándole vueltas a esto, analizando todo el tiempo que ha pasado.

Me sigo clavando en tus pupilas, creo que eso es amor. Sigo viendo tus fotos y pienso en tu belleza inalcanzable. Tengo recuerdos vagos contigo y mucho miedo a no volver a estar a tu lado. Hace semanas que nos hemos perdido, creo. No sé si llorar o dejarlo pasar. A veces tú eres la droga que me retiene a su lado, pero últimamente no sé qué hacer. Dice mi madre, sin palabras, que te odia. Que no te conoce pero te odia. Me lo ha dicho hoy con un beso cuando me ha visto una lágrima mal disimulada. Dice, con ese beso, que no entiende de tus miedos y que bastante tengo yo para que tú vengas aquí a besarme sólo cuando a ti te apetece. Dice que no trates a los besos como algo indiferente cuando para mi no lo son. No contigo. Dice Karla, con palabras, aunque no hagan falta, que no va a dejar que me rinda contigo, que será mala amiga, pero que ella va a insistir porque es lo correcto, que me desenamore cuando ya no haya vuelta atrás, pero que hasta entonces luche.

Digo yo que te echo de menos. Que has pasado de estar en las canciones a estar en cada molécula de oxígeno y, la verdad, eso duele. A veces me replanteo si amarte es correcto, ya no lo sé muy bien. Sé que te quiero y que daría todo por ti, pero sólo si tú das el primer paso. ¿Entonces es amor? No hay pruebas físicas de tu existencia, lo sabes. ¿Te escondes? ¿Me escondes?. Quiero que sepas que soy inteligente, bueno, eso ya lo sabes, de momento he aprobado todo. Sigo durmiendo poco y como mal. Mi adicción al café continúa, aunque ya nunca te de los buenos días. Echo de menos las fotos, eso sí que lo echo de menos. También extraño que me molestes en medio de clase. Los piropos no, pero no sé si ya los dices desde el corazón. Echo de menos que me recomiendes películas y tus monosílabos incorrectos. Echo de menos tus extrañas manías sobre la ortografía y las discusiones que no iban más allá de "qué director era mejor". Hace mucho que no te veo. Debes saber que me sigo follando a otros, pero no te lo cuento, aunque ya no lloro después de hacerlo (¡qué cosas!). También tienes que saber que ya no tengo miedo, que él se ha ido. Y que la mayoría de los textos son para ti, claro. Debes saber que escucho tu música de nuevo. Y me gusta, joder, me encanta, no sé si porque es tuya o por qué. 

Bueno, me despido, porque empiezo a escribir mierda que nunca leerás y, la verdad, para sentirme inútil, mejor lo haces tú.

viernes, 8 de febrero de 2013

Hermético.

A veces no puedo dedicarte más canciones porque entonces te las quedarías todas. No puedo dedicarte más poemas porque entonces te llevarías el lenguaje y yo soy más de piel. Somos más de piel y de manos grabadas en nuestros "culos bonitos". Somos más de no ser en plural. De girarnos entre la gente y de encontrarnos de frente. A veces pienso en esos primeros tiempos, en aquellos tiempos en los que se nos daban las casualidades debajo de cada piedra. Recuerdo especialmente un día en el que nos cruzamos sin querer, había mucha gente en medio y nos agarramos las manos y te acercaste a mi entre la gente. Y sentí como si nos estuviéramos aferrando el uno al otro para no caer en el abismo. Y si lo recuerdo me da vértigo, pero siempre escojo agarrarte para que no te caigas.

A veces ya no sé ni cómo escribirte, pero surgen las palabras que salen de mis dedos. Quiero que mis manos no pesen, como cuando te escribo. Quiero que mis manos pesen como cuando te toco, atraídas por tus gravedades. Quiero besarte por el simple hecho de besarte, de sentirte cerca. A veces pienso que simplemente me sirve un abrazo. Te necesito tanto. Es pura química, quizás le encuentres lógica; yo no.

A veces hago listas y esquemas en los que intento descifrar lo indescifrable. Pienso en tus virtudes y vicios, tus muchos defectos. Y me deja de importar. Si tú eres el tú de estas Navidades o eres el tú que eras aquel Octubre, entonces la lógica desaparece automáticamente.

A veces me acuerdo de tus insomnios. Y redescubro nuestros secretos. No hay nada más placentero que compartir un secreto con alguien a quien quieres. Da miedo, el mundo nos va a aplaudir, pequeño, nos va a aplaudir cuando nos fundamos. Y lo sabes. Y lo sé. ¿Por qué no nos fundimos ya?

A veces sé que escribo mierda para ti, pero tú te callas y no sé si sonríes porque "me sale del corazón". Cualquier cosa que sea un atisbo de piropo, para mi es maravilla de tu boca. Cómo pudo Dios permitir semejante belleza, joder. Sonreír en ti es explosión, big bang.

A veces te echo demasiado de menos y pienso, loca de mi, en salir corriendo detrás tuyo y besarte. Pero da miedo tu reacción, que no me beses.

A veces creo en ti, creo en mi. Confío en eso. En que estás en cada canción.


SUPERSUBMARINA: HERMÉTICA.

Tan solo tres segundos 

fueron necesarios 
para quedarme prendado 
de los gestos de tus manos. 

Tú estabas tan brillante 
y yo era tan cobarde, 
que esconderme en cada parte 
era mi modo de afrontar la situación. 

Me resultaba tan romántico 
esa forma de estar mirándonos. 
Fue tan extraño que estaremos 
mucho tiempo imaginándonos. 

Cómo he podido echarte 
de menos estos días, 
aunque estamos en proceso 
de saber de nuestras vidas. 

Y ahora tenemos 
toda la vida por delante, 
el tiempo está de nuestra parte, 
trasladémonos a nuestra dimensión. 

Así que no estés tan hermética, 
tan misteriosa y enigmática. 
A mí me gusta ser más básico, 
más visceral, más práctico. 

jueves, 7 de febrero de 2013

I believe.

¿Sabes? Aunque nunca te atrevas, aunque nunca te tenga, serás esa espinita clavada para siempre. Serás el beso que sueño para dormirme. Serás todo y más.

Yo te ofrezco el mundo, es así de sencillo. Tú nunca lo dejas ni lo tomas. Pero algún día no estaré aquí, así que ven, bésame, olvídate de pretextos y desnúdame el alma, que los cuerpos nos dejaron de importar hace ya mucho tiempo.

miércoles, 6 de febrero de 2013

Sin ti no soy nada, una gota de lluvia mojando mi cara.

-Aunque nunca estemos juntos, él es el amor de mi vida. Nunca había sentido esto por nadie.

-No lo es. Sientes esto porque cuanto más crecemos, más maduros son los sentimientos. Porque ya no nos arriesgamos a lo primero que pillamos, porque ya no nos ilusionamos en seguida con lo primero que encontramos. Ahora distinguimos. Buscamos algo más que un puro atractivo y un sentimiento, buscamos una mente y nos enamoramos de la persona y de la mente.

-Creo que ahora nos damos cuenta de lo que vale de verdad, de lo que buscamos. Y auque sigamos como si tuviéramos quince años, con rabietas, con lágrimas, ahora sabemos que lo daríamos, de verdad, todo por esa persona. TODO. Aunque no nos corresponda, aunque sea imposible, porque con quince años nos desenamorábamos, pero ahora no podemos porque lo llevamos debajo de la piel. 


*Dedicado a la persona que más quiero en el mundo: Tú, Karla, tú.

martes, 5 de febrero de 2013

Me faltas tú.

Todo lo que pedía era un acto de fe, un acto que implicara que tú estás aquí. Y me das una de cal y otra de arena. Me dueles tanto que por las noches tengo miedo y no duermo. Me dueles tanto que cuesta seguir viviendo sin que los gritos ahoguen mi garganta. Nunca supe vivir, pero tú me lo pones más difícil. Fue duro un sábado sin tus besos, fue duro un domingo después de aquello. Es más duro el lunes si puedes y no quieres. Y así completo las semanas, jugando al revés y desviviendo tu vida. Hilos que me enganchan y me agotan. No sé concentrarme en algo que no sea tu pelo. Cómo duele. Y más si es mi culpa y te mendigo imposibles.

lunes, 4 de febrero de 2013

Ya no eres más que sombras.

Te escribo esta carta con calma, con la certeza de que nunca me leerás. Estás en cada palabra y en cada motivo.

Hoy tuve mucho miedo, te he visto y el orgullo y el miedo me han podido. A veces ni te entiendo, ni sé si esto es un juego. Dices que confíe en ti y lo hago, pero es que a veces explotan las nubes y llueve dentro de mi. Me ahogo y grito si no me reconoces por las calles, si tú no tienes ese radar para mi. Es totalmente ridículo que las últimas dos mil horas tú hayas ocupado mis pensamientos, pero así es.

Dudas de ser mi prioridad, pero no sabes lo que te lo demuestro cada mañana, despertándome con el único propósito de hacerte sonreír. Aguanto estoicamente cada vez que me dices que yo no soy tu prioridad (ni mucho menos), incluso que soy tu último plato, el postre de las bodas, cuando nadie puede comer más. He absorbido cada una de las palabras que has dedicado con un mínimo de tu corazón hacia mi persona, pero te has olvidado a veces de que un cumplido, me hace feliz. Hemos jugado al gato y al ratón. Me has hablado de que no sea sentimental, que no hable de cómo quiero explotar en tus manos. Estoy dudando de si seguir o no escribiendo. Llevo meses preguntándome el por qué de todo lo que nos ocurre. Llevo demasiado tiempo drogándome con tu sonrisa en la distancia, pero me duele porque no  me acuerdo de tu voz, ni de tu rostro. Y me duele porque las casualidades están jugando con nosotros. Se me acaban las palabras. Quizás no debería seguir con esto. Pero hemos cometido tantos errores, nos conocemos tanto. Tú dices que no te conozco, pues es mentira, porque cómo no conocerte si cada día sueño contigo.

Me has pedido perdón por ser difícil, me has dado las gracias. Y yo siempre te espero.

Lo siento, a partir de ahora voy a ser yo, con todas sus consecuencias. No sé cuándo nos perdimos ni el por qué. Pero es la primera semana en meses que no nos hemos hecho adictos el uno al otro. Y eso da tanto miedo que me han salido raíces del corazón, lo han roto y ha brotado poesía.

De tus sombras prometidas, un beso.
De tus labios infinitos, una sonrisa.
De tus palabras inteligentes, un beso.
De tu pelo, de tus manos, una sonrisa.

De tus fotos, tus secretos, un grito.
De tus manías, tus monosílabos, un deseo.
De tus cafés y tus faltas, un grito.
De tus perdones, tus verdades, un deseo.

De tus despeinados, tus reproches, un te quiero.
De tus preocupados, tus ligerezas, un sueño.
De tus desquicies, de los míos, un te quiero.
De tus promesas, tus incumplidos, un sueño.

De cómo sueño con tu sonrisa,
con tu beso; te deseo,
te grito un te quiero.

sábado, 2 de febrero de 2013

Chemical between us.


La vida me duele más cuando tú no estás un sábado por la noche. Quizás dolería más si fuese domingo, no sé. ¿Qué le voy a hacer si te he perdido mil veces? Cada una de las veces que te he perdido me han dolido, pero lo que de verdad duele es ver cómo tú te rompes con mis rupturas. Y es que...¿cómo voy a dudar de ti cuando eres palabras? ¿Cómo? Aunque nunca traduzcas a actos y subas y bajes en una infinita tormenta de sentimientos ahogados. Nunca se te dio bien hablar de sentimientos.


Eres ese segundo en el que una boca se acerca a otra y ese sentimiento que provoca el suspiro. Eres cada una de las partículas de mi ser y el oxígeno del agua. Eres aire y viento que va y viene sin importarle lo demás, libre.



No sé en qué momento empecé a esperarte despierta. No sé por qué mis lágrimas dudan contigo, ni por qué me callo que cada uno de mis textos son por ti. No sé por qué he jugado la baza del orgullo, pero cada vez que mis manos empiezan a teclear tu mundo, me roza tu pelo en la distancia y ya todo es explosión. Y dejo de poder ver la pantalla porque las lágrimas forman esa fina presencia en mis ojos. Sin ti es como si hubiera perdido el mapa y el reloj, sin preocupaciones pero con tanto miedo de no saber volver. Y es que me caí en tu fuego antes de que existiera el fuego. Tú creaste el mundo. Y juego a que no hay nadie como tú. Y me pierdo en tu belleza, me absorbe la luz de tus ojos y el infinito acecha en tu sonrisa. JODER. (¿Sabes lo que sigue?). Da miedo. Y entre el terror y las lágrimas y ese sabor amargo de tus vaivenes, sigo con mi mundo haciéndote creer que mis prioridades no son tus destinos. Y me entrecruzo en un montón de caminos en los que irremediablemente te elijo una y otra vez. Aunque tú no lo sepas, mi vida, mis cruces son dolores del pasado y esperanzas del futuro. Mientras exista un poco de eso, seguiré creyendo en tu luz, en tus miradas, en tus distancias y tu cercanía. Amor, en todo, en cada uno de los versos de un tal Bécquer. Allí estás tú. Sombra eterna. Compañero leal. Hoy me he vuelto a morir un poco al no tenerte cerca, pero tú me importas más. Y lo sabes porque a ti te pasa lo mismo.

Eres mi leyenda de ojos verdes, pero de ojos oscuros. 

"-¡No me respondes! -exclamó Fernando al ver burlada su esperanza-. ¿Querrás que dé crédito a lo que de ti me han dicho? ¡Oh, no!... Háblame; yo quiero saber si me amas; yo quiero saber si puedo amarte, si eres una mujer...

-O un demonio... ¿Y si lo fuese?

El joven vaciló un instante; un sudor frío corrió por sus miembros; sus pupilas se dilataron al fijarse con más intensidad en las de aquella mujer, y fascinado por su brillo fosfórico, demente casi, exclamó en un arrebato de amor:

-Si lo fueses.:., te amaría..., te amaría como te amo ahora, como es mi destino amarte, hasta más allá de esta vida, si hay algo más de ella." -Leyenda "Los ojos verdes" Bécquer